martes, 11 de agosto de 2009

Embajada chocoana en Bogotá

21 de junio de 2008

En Bogotá hay un rinconcito, que alguna vez estuvo en el centro pero que ahora está en el barrio Quirigua, en donde uno puede sentirse no como si estuviera 2600 metros más cerca de las estrellas sino como si estuviera a 50 metros del río Atrato o del río San Juan. En este rinconcito uno se puede enterar de los últimos acontecimientos (y chismes) del Chocó, en lo político, en lo económico, y también en lo popular. Es una barbería de vieja escuela, donde quien manda no se hace llamar 'estilista' sino 'peluquero' o 'barbero', a la vieja usanza: El Rincón Chocoano.

Su dueño, el alma y motor del lugar, Juan Mosquera, “el Paisano”, lleva incontables años asegurándose de que los afrodescendientes en Bogotá tengan un lugar donde entiendan cómo manejar su cabello ensortijado y firme de forma que puedan salir satisfechos, con un corte de calidad. Uno de esos cortes que no siempre se consigue en lugares donde los peluqueros son mestizos o blancos. Hoy en día es más fácil encontrar sitios donde los afrodescendientes podamos ir a hacernos un buen corte, pero hace 40 o 50 años en Bogotá eso era casi misión imposible. Y fue entonces cuando Juan Mosquera comenzó el camino a ser la institución que es ahora.

Este hombre, nacido en algún lugar a orillas del río San Juan, que no aparenta más de 50 años, pero que lleva esos mismos trabajando en Bogotá, se ha encargado de que los afrodescendientes, especialmente chocoanos, tengan un lugar donde además de hacerse un buen corte puedan reunirse a hablar de su tierra, a enterarse de lo que allí ocurre, encontrar ediciones recientes del semanario Chocó 7 Días, y reunirse con otros afro. Por eso muchas personas consideran a El Rincón Chocoano como la embajada del Chocó en Bogotá. Y no es una exageración: Antes de que existiera la Casa de la Cultura Afrocolombiana, estaba El Rincón Chocoano. Antes de que existiera Facebook, estaba El Rincón Chocoano. El lugar donde se reunían los amigos durante horas y horas, muchas más de las necesarias para hacerse el corte, a hablar con sus paisanos, y a escuchar las diatribas de el Paisano contra la corrupción de los políticos chocoanos y la indiferencia de los políticos colombianos para con el Pacífico.

Si Juan Mosquera es el embajador del Chocó, su esposa Doña Nicolasa (q.e.p.d.), era la Primera Dama. Doña Nicolasa era una matrona de esas que se encuentran en el Pacífico, de mano firme, pero con un corazón más grande que su sonrisa, que nunca se apagaba. Ella manejaba una tienda al lado de la barbería donde además de lo típico de una tienda en Bogotá se conseguían las mejores empanadas chocoanas que yo recuerde haber comido. Mientras los clientes esperaban su turno para que el Paisano les cortara el pelo, o simplemente seguían allí disfrutando de la compañía de sus amigos, uno podía abrir una ventanita que daba a la tienda y pedirle a Doña Nicolasa sus empanadas. Siempre con su impecable sonrisa, siempre amable (excepto cuando sus hijos hacían travesuras), salían las empanaditas, calienticas y humeantes, para deleite de quienes visitábamos la embajada.

Ir un domingo a El Rincón Chocoano, era mucho más que ir a cortarse el pelo. Era un evento familiar que duraba largas horas y se disfrutaba enormemente. Recuerdo al Paisano desde que tengo memoria. En su barbería conocí a los amigos de adolescencia de mi papá y a sus hijos. En Bogotá, donde los afro somos minoría, era gracias al Paisano que yo me conectaba con otros chocoanos y sus hijos. Fue allí donde hice mis primeros amigos afro. Fue en frente de la barbería donde mi padre me dio las primeras lecciones de fútbol. Fue allí donde probé las empanadas fantásticas de Doña Nicolasa. Fue allí donde escuché las diatribas, monólogos y chistes del Paisano, hombre apasionado que a veces debe hacer una pausa en el corte de un cliente para expresar lo que dice abanicando las manos en el aire. Un domingo en donde el Paisano era toda una experiencia.

Excepto por unos meses en los que el Paisano estuvo enfermo en los años 90, siempre que he estado en Bogotá me he cortado el pelo allí y ahora que ando en el exterior me lo corto yo mismo. Para mí no es fácil ir a una peluquería porque a mí me gustaría que fuera siempre el Paisano, con toda la experiencia cultural que provee, quien me hiciera el corte. Y cuando voy a Bogotá, aunque sea sólo por dos semanas, aprovecho para ir a visitarlo. Su peluquería ya no es el hervidero que era durante mi niñez. Pero el paisano sigue allí, firme, cortando el pelo los afrodescendientes en Bogotá, aún ejerciendo de embajador, aún sonriente, y aún orgulloso de ser chocoano. Aún cálido con todos sus clientes. Aún dándonos el privilegio de poder visitar el Chocó en el barrio Quirigua de Bogotá en ese pequeño Rincón Chocoano que podemos disfrutar, gracias a ese gran hombre que es Juan Mosquera, el Paisano.


Ann Arbor, Michigan, E.U. 21 de junio de 2008
Para Barûle Gazette

4 comentarios:

Henry Pandales dijo...

Excelente,

Eso es tener sentido de pertenencia

Saludos,
Henry Pandales
http://www.afrochoco.com
Registrate en:
http://www.afrochoco.ning.com

MAL dijo...

MALEJEMPLO

TALLER ARTÍSTICO

Convoca

A la población afrodescendiente: actores, actrices, músicos, bailarines; con o sin experiencia, mayores de 14 años, a participar del proyecto escénico: LOS CINCO MISTERIOS DE UN GENOCIDIO.

Mayor información:

Ø malejemplotaller@gmail.com
Ø Róberti Vargas TEL. 3132357044
Ø Oscar Montaño TEL. 3123306939

Anónimo dijo...

Saludos,

Quisiera saber en donde exactamente puedo encontrar el rincón chocoano.

Muchas gracias

Unknown dijo...

QUE BUENO LEER ESTO, YO TAMBIEN IBA ALLI CON MI SR PADRE ABRAHAM MAYO CORDOBA (Q.E.P.D.) Y ERA LITERALMENTE EDUCATIVO Y RECREATIVO ESCUCHAR LAS HISTORIAS DEL PAISANO Y LOS QUE ALLI ASISTIAN ADEMAS DE PROBAR LAS EMPANADITAS Y LOS FAMOSOS PASTELES DE DOÑA NICOLASA. NUNCA MAS SUPE DEL PAISANO SI ALGUIEN SABE DE EL AGRADECERIA SU COMENTARIO