martes, 11 de agosto de 2009

Barack Obama, representante Afro en la política occidental

9 de junio de 2008

Acaba de terminar la temporada de elecciones primarias en E.U., y en el caso del partido demócrata acaba de terminar una de las competencias más reñidas que se hayan visto. Además es histórica por el hecho conocido de haber sido protagonizada por un afrodescendiente y una mujer. Hasta hace poco era impensable que en la política de la superpotencia se pudiera destacar, a tal nivel, alguien que no fuera un hombre anglosajón protestante (John F. Kennedy, católico fue una gran excepción). Si bien hay varios países occidentales que ya han tenido o tienen mujeres como jefes de estado (Chile, Argentina, Panamá, Nicaragua, Irlanda, Reino Unido, Alemania, Finlandia), nunca se ha visto que un afrodescendiente sea presidente de un país en el que no represente al grupo étnico mayoritario. Barack Obama ya pasó a la historia por el hecho de ser el candidato a la presidencia por uno de los dos partidos políticos predominantes en E.U., y de ser elegido podría ser tan importante como lo fue Martin Luther King Jr. A los ojos del ciudadano afro de a pie en E.U. eso significa convertirse en leyenda.

Pongamos las cosas en perspectiva. Hay dos cosas para tener en cuenta: La primera, es que la mayoría de ciudadanos estadounidenses que apoya a Obama, no lo hace por el hecho de ser afrodescendiente, y la segunda, que existe una razón para que hablemos de él en el contexto de Barûle Gazette.

Hablemos brevemente de la primera. Es probable que exactamente con los mismos ideales políticos y los mismos proyectos Barack Obama estuviera en la posición que está ahora si fuera eurodescendiente. Es un hombre preparado y elocuente, y representa el cambio que muchos quieren después del período árido en que George Bus ha sido presidente. Pero el hecho de ser afrodescendiente hace énfasis en el cambio que él planea traer. Su etnia no es el factor principal, pero sí una ventaja, aunque a los ojos de algunos votantes es una gran desventaja, y esos votarán por McCain, pase lo que pase.

Lo segundo a tener en cuenta es ¿marca alguna diferencia para Colombia o para los afrodescendientes colombianos que Obama sea o no presidente? Yo creo que sí. En lo estrictamente político pienso que nos conviene más un presidente estadounidense de ideología liberal e inclusivista, que apoye políticas pacifistas y de corte social, como reformar o impedir el TLC, que tal y como está planteado va a dejar a Colombia sin capacidad para competir en el sector agrícola, amén de problemas para la clase obrera estadounidense. De aprobarse, algunos exportadores colombianos van a estar muy felices, pero el campesinado va a sufrir más de lo que ya ha sufrido, y eso significaría cerrar la despensa del país. ¿Y para los afrodescendientes?

Para bien o para mal, los afrodescendientes colombianos siempre hemos tenido en los afrodescendientes estadounidenses un punto de referencia. Sentimos su lucha como nuestra, seguimos el desarrollo de los movimientos por los derechos civiles, admiramos y citamos a Martín Luther King Jr. y no pocos sabemos quién fue y qué hizo Malcolm X. En aspectos menos positivos, los jóvenes afrodescendientes en Colombia han modificado su moda en el vestir para imitar la de los raperos estadounidenses, y a nivel general se han alejado de la música de sus ancestros para centrarse en el hip-hop. La lucha contra el racismo en E.U. ha sido un modelo que nosotros quisiéramos seguir, aunque no es posible copiarlo al pie de la letra, pues el racismo allí es abierto, mientras que en Colombia se esconde y se niega. El racismo en Colombia se refleja en la invisibilidad de los afrodescendientes (excepto en el deporte y en la música).

Barack Obama ya representa un referente contemporáneo para todos nosotros. Es un ejemplo a seguir para todos, pues nos recuerda que a pesar de las dificultades que en la cultura occidental implica tener la piel que tenemos, podemos salir adelante y tomar papeles de liderazgo en cualquier campo. Obama puede convertirse en una inspiración para tomar el toro de la política por los cuernos y comenzar a trabajar de verdad por las comunidades afro, sin corrupción y sin el dañino “vengo por lo mio” o “¿cómo voy yo ahí?”. Además, creo que obligará a los políticos tradicionales colombianos a mirar más hacia el Pacífico, y a pensar que tal vez ha llegado el momento en el que las trabas que generalmente nos ponen para acceder a puestos de gobierno deberían desaparecer. Necesitamos y merecemos más representantes en el congreso, además de los que garantiza la constitución para las comunidades negras.

Si yo pudiera votar en E.U., sin duda votaría por Obama. Si él fuera blanco también votaría por él. Pero el hecho de ser afrodescendiente, como yo, de una familia que no era adinerada, y por tener la experiencia de haber vivido en, y viajado por, países de culturas variadas me hace sentir orgullo al ver un candidato con esas características. Siento como si la elección estadounidense de noviembre fuera más personal. Esto lo digo como afrodescendiente colombiano. Tengo muchas esperanzas. Esperemos que para enero de 2009 la Casa Blanca sea un poco menos blanca.

Ann Arbor, Michigan, E.U. 9 de junio de 1998
Para Barûle Gazette

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