miércoles, 29 de octubre de 2008

BARACK OBAMA - Lo que el hemisferio necesita

Normalmente no me preocupo mucho por las elecciones en E.U. Aunque hice fuerza por Gore en 2000 y por Kerry en 2004, relamente siempre he visto al presidente de E.U. como el opresor. Malo si es demócrata, peor si es republicano, pero siempre malo. Ellos son los que ven a Latinoamérica como "el patio trasero" de E.U. Son los que se encargan de mandar a paseo los intereses de nuestros países en vías de desarrollo para mantener y fortalecer los intereses de su sociedad hiper-consumista con su modelo económico salvaje: el rico haciéndose más rico a costa del pobre, que cada día es más pobre, no importa el país en el que el pobre sea explotado. Pero esta vez la cosa es distinta. Barack Obama la ha hecho distinta y me da esperanza.

Obama ha dirigido su campaña de manera que la gente tenga una esperanza para el cambio. Y no es por el color de su piel, aunque este es como un indicador del cambio que puede traer. Lo que él proclama, por lo que lucha, lo que nos hace soñar... Todo viene de adentro; de su mente; de su corazón. Su piel sólo enfatiza el hecho de que si él llega a ser presidente de la potencia las cosas no van a ser como antes.

Este es un video que me hace sentir un resumen de lo que he sentido desde que comencé a pararle bolas cuando se lanzó al senado de E.U. por Illinois, y especialmente ahora que es candidato presidencial, y muy opcionado. Vale la pena verlo. Es en inglés; aquellos que hablan sólo un poco hagan un esfuercito; para los que no lo hablan, consíganse a alguien que les haga traducción simultánea.

Por primera vez siento el deseo de poder votar en una elección estadoundense. Porque creo que si Obama es elegido, el beneficio va a ser para muchos. Sí, E.U. no dejará de ser opresor porque tenga a Barack como presidente. Pero dadas las circunstancias tenerlo en esa posición es lo mejor (o lo menos malo, dependiendo del punto de vista) que nos puede pasar.

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viernes, 11 de julio de 2008

El rescate de 15 de los secuestrados por las FARC a través de los ojos de Carlos Vidales

Un intelectual colombiano radicado en Suecia, Carlos Vidales, escribió una pequeña reflexión acerca del espectacular rescate de 15 rehenes de las FARC el pasado 2 de julio. Es un escrito breve, elocuente y esperanzador.

Como no he tenido tiempo de escribir mis impresiones acerca del histórico rescate, que no merece más que elogios al ejército colombiano, quiero compartir el escrito del Dr. Vidales. En algunos días vendrán mis propias impresiones.


RESCATE HISTÓRICO
Por Carlos Vidales
Estocomo, Suecia, 2 de julio de 2008

Esta mañana, miércoles 2 de julio de 2008, fuerzas de élite del ejército colombiano lograron rescatar con éxito, y sin derramamiento de sangre, a quince rehenes que se encontraban en poder de las guerrillas de las FARC. Entre los rescatados se encuentran la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y tres ciudadanos norteamericanos.

El operativo puede calificarse de histórico por varias razones. En primer lugar, fue una operación sin muertos ni heridos, completamente incruenta, lo que debe causar sin duda alegría a cualquier persona que abrigue sentimientos humanistas. En segundo lugar, fue una operación de inteligencia e infiltración de las fuerzas militares colombianas en un grupo muy cercano a la más alta dirección de las FARC, lo que indica, por decir lo menos, que esta organización está sufriendo graves debilidades y fisuras en sus mecanismos de seguridad. En tercer lugar, por primera vez desde que tenemos memoria, el lenguaje de los altos jerarcas del gobierno colombiano está marcado por acentos serenos, tranquilos, exentos de alardes de arrogancia y de aspavientos bélicos y triunfalistas. Si esto último contribuye a generar un verdadero clima de negociación humanitaria, en un país crispado por los odios y las amenazas de exterminio, será el más grande y el más importante paso hacia la búsqueda de soluciones negociadas en este largo y sangriento conflicto.

Quince seres humanos, cautivos en condiciones inhumanas durante años, han recuperado su derecho inalienable a la libertad, de la que jamás debieron ser despojados, y mucho menos en nombre o bajo la invocación de "principios revolucionarios". La violación de los derechos humanos no es nunca revolucionaria. Mantener prisioneros encadenados no será jamás revolucionario. Capturar civiles y declararlos "prisioneros de guerra" es un método nazi-fascista, nunca revolucionario. Quienes invocan la causa de la revolución social para cometer estos crímenes de lesa humanidad, prostituyen la idea de la revolución social, degradan los mismos principios que alegan defender y se descalifican automáticamente como combatientes y constructores del porvenir.

Por esto me parece que este día es histórico. El rescate de los quince rehenes debe ser el punto de partida de un franco, sincero y crudo debate sobre los métodos de una organización guerrillera que un día encarnó esperanzas y aspiraciones populares, y que hoy solamente encarna arrogancia, desprecio por el pueblo, falta de humanismo y de generosidad, en fin, las mismas lacras que ostentan sus peores adversarios, paramilitares, genocidas, políticos corruptos y traficantes de carne humana.


Carlos Vidales es profesor jubilado de la Universidad de Estocolmo (Suecia) y escribe para La Comunidad (de 'bloggers') de ElPaís.com de España (http://lacomunidad.elpais.com/usuarios/vidales). Es hijo del poeta Luis Vidales (q.e.p.d.) y mantiene un blog en su honor (http://luisvidales.blogspot.com/).

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miércoles, 4 de junio de 2008

Bogotá x Bogotá: Fotografía no tomada

A finales de 2006 el Fondo de Promoción de la Cultura de la Alcaldía Mayor de Bogotá lanzó una iniciativa llamada "Bogotá por Bogotá: Una convocatoria para escritores y no escritores" (ver anexo al final de la nota). La idea era recoger relatos cortos escritos por personas que hubiesen vivido en Bogotá para publicarlos en un libro que inicialmente sería lanzado en agosto de 2007, aunque se aplazó hasta mayo de 2008.

Yo escribí dos relatos, uno de los cuales fue seleccionado para publicación. Aprovechando que el libro ya se lanzó, quiero publicar en este blog los dos relatos que escribí, ambos refiriéndose a mis vivencias en Bogotá. Aquí va el que fue seleccionado para publicación. En realidad este relato no es muy bueno. Creo que lo seleccionaron más por la vivencia en sí que por su calidad literaria. Además, el límite de 600 palabras no deja mucha libertad de expresión... Pero no me puedo quejar. Al menos el cuentico quedó en papel para la historia...

El relato no seleccionado lo publiqué en una entrada separada.


FOTOGRAFÍA NO TOMADA

Desde que tuve la libertad de explorar Bogotá, he estado enamorado de ella. No tardé en quedar completamente infatuado por sus misterios y bellezas, no sin el juicio para comprender que su lado oscuro es poderoso y está siempre presente. Pero nunca se entiende el poder de ese lado oscuro hasta que se está cara a cara con la muerte. Y esto ocurrió cuando quise terminar una práctica para el curso de fotografía que tomaba en la Alianza Colombo-Francesa.

Un buen día del 2000 le pedí a mi compañera de oficina que me permitiera tomar unos primeros planos de su rostro en contraste con una corteza de árbol. Caminamos desde nuestra oficina en Chapinero hasta un parquecito sin nombre en la carrera 4ª con calle 50 y tantas. Al llegar notamos que un indigente dormía en el suelo pero seguimos de largo sin preocuparnos (una de las desafortunadas escenas cotidianas de mi amada ciudad). Foto tras foto, me olvidé de mi entorno. Sólo pensaba en la composición de cada cuadro, la luz, textura, dinámica…. A lo lejos alguien gritó que no tomara la foto y pensé en el indigente. Estaba a punto de obturar y sólo veía el rostro de mi amiga que fingía dormir contra el árbol. Como el pobre hombre había quedado detrás nuestro cuando pasamos a su lado no pensé más en ello y tomé la foto. Bajé la cámara vi que en realidad él caminaba rumbo a la séptima y estaba justo detrás de mi amiga cuando oprimí el obturador.

Tiempo antes había aprendido que los indigentes evitan las cámaras a toda costa y por eso jamás pensé en retratarlo. Seguro de que había tomado su foto, el hombre caminó con determinación hacia mí, y yo suspiré con resignación pensando en apaciguarlo y mostrando tranquilidad. Otra de las lecciones que aprendí en las calles es que no se debe mostrar ni miedo ni arrogancia, anzuelos para los malandrines que todo lo ven y todo lo perciben. Pero olvidé esa lección rápidamente en cuanto noté el cuchillo en su mano derecha. Asustado, le aseguré de mil veces que sólo tomaba una foto de mi amiga, mientras él me reclamó también mil veces, el haberlo retratado. Nervioso, al final del cruce de palabras lancé un insulto cuando él ya guardaba silencio. Y el silencio se prolongó…

Movió su brazo y reaccioné empujándolo, a tiempo para evitar su arremetida con el cuchillo. Se enojó aún más y abanicó el cuchillo varias veces sin alcanzarme. Sólo su expresión enardecida, su cicatriz entre el labio y la nariz, y su arma existían para mí. Como ya estaba fuera de su alcance decidí huir, pero los primeros pasos los di de espaldas, sin perderlo de vista. Cuando giré para correr, choqué con un árbol y caí. Giré para quedar boca arriba justo cuando el indigente se abalanzaba sobre mí, y sin tiempo para levantarme decidí patearlo donde más le doliera. Tenía tanta ropa encima que parecía inmune a mis golpes, pero lo mantuve a raya. Tras varios intentos de atacarme el hombre se detuvo. Recobré conciencia de mi entorno y vi que mi amiga estaba paralizada y la gente se estaba reuniendo a mirar. Mi amiga reaccionó y recogió mi cámara del suelo, mientras el indigente se alejaba lentamente insultándome y jurando que me daría muerte. Nunca lo vi de nuevo.

Ser testigo y ser protagonista de eventos como estos son cosas totalmente distintas. El lado oscuro de la ciudad intentó robarme la vida… Pero estoy contando el cuento, y después de ese momento, aún hoy, estoy perdidamente enamorado de Bogotá.

ANEXO

Bogotá por Bogotá
Una convocatoria para escritores y no escritores


El Fondo de Promoción de la Cultura invita a los habitantes de Bogotá de todas las localidades a participar en la convocatoria permanente Bogotá por Bogotá.

La escritura es vital: Algo tenemos en común: somos protagonistas o personajes de alguna historia en Bogotá. Lo invitamos a que escriba un relato que lo haya marcado y que tenga como escenario esta ciudad. Comparta esa anécdota que siempre está contando o esa experiencia que usted cree merece ser contada. Escriba ese testimonio del que sólo usted es testigo.

“La verdad y solamente la verdad”: Buscamos relatos verdaderos y espontáneos: se trata de un ejercicio más allá de la ficción. Escritos que relaten una experiencia vivida en la ciudad, una anécdota, un suceso de la vida cotidiana o un acontecimiento sorprendente. El relato debe ser breve (máximo 600 palabras)

Ver comentarios en Makondo libros, de Makondo Universal:

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Bogotá x Bogotá: Caminando Bogotá

A finales de 2006 el Fondo de Promoción de la Cultura de la Alcaldía Mayor de Bogotá lanzó una iniciativa llamada "Bogotá por Bogotá: Una convocatoria para escritores y no escritores" (ver anexo al final de la nota). La idea era recoger relatos cortos escritos por personas que hubiesen vivido en Bogotá para publicarlos en un libro que inicialmente sería lanzado en agosto de 2007, aunque se aplazó hasta mayo de 2008.

Yo escribí dos relatos, uno de los cuales fue seleccionado para publicación. Aprovechando que el libro ya se lanzó, quiero publicar en este blog los dos relatos que escribí, ambos refiriéndose a mis vivencias en Bogotá. Aquí va el que no fue seleccionado para publicación. El relato seleccionado lo publicaré en una entrada separada.

CAMINANDO BOGOTÁ

Nada como un día despejado en Bogotá para disfrutar del gran placer de una caminata por La Candelaria y sus alrededores. En una de esas caminatas se puede descubrir el alma de la ciudad; esa que ninguna guía turística nos dice dónde encontrar, pero que está allí, latente, viva, esperando por nosotros para encontrarla, sentirla y acompañarla.

Llego al Chorro de Quevedo y veo los artesanos vendiendo chucherías, regateando con estudiantes que en los huecos o capando clase demuestran su dominio del fuchi. Pero los hombres de verde se asoman y los ágiles artesanos emprenden la fuga. Entonces elijo un café al azar y me tomo un canelazo mientras escucho Gotan Project, Joe Arroyo o Louis Armstrong. Al salir me encuentro con Manú Chao preparando la filmación de un video y más allá un evangélico predicándole a los católicos. Sonrío y sigo mi rumbo.

Me encamino al occidente, cuesta abajo. Tomo la Jiménez con su paseo ambiental a bordo. Un caballo lánguido hala una zorra cargada de chatarra. Más adelante me cruzo con unos metaleros que van camino a la 19 en busca de un clásico de Slayer o La Pestilencia, o lo último de Tool. Paso por librerías que exhiben lo mejor del boom latinoamericano de los 60, la biografía del Che y el autor de turno en superación personal. Otras vitrinas exhiben la más popular gallina criolla asada, con ese cuero amarillo y grasoso que a tantos gusta. Paso de largo por la city-cápsula de CityTV en la esquina de El Tiempo. Cruzando la séptima están los esmeralderos negociando. ¡Que nadie se agache cuando una piedra caiga al piso!

Es la hora de las onces. Miro hacia el sur y me tienta un chocolate “completo” en La Puerta Falsa, al lado de La Catedral Primada, pero me decido por un café “completo” en Salerno y giro hacia el norte. El septimazo no puede faltar. Hay muchos vendedores-voceadores. Que el código penal, que la última de Gabo, que la corbata ejecutiva, que el reloj fino (robado), que el manos–libres, que los minutos para el celular, que todo a mil, todo a mil, que monas para el álbum del Mundial, que chicas, chicas, siga caballero, que mono una monedita, que si no se le tiene se le consigue…

Cruzo la 19 y me tomo las onces en Salerno. Pienso en ver una película en algún cine-club, pero no siempre el cielo está despejado y para disfrutarlo prefiero seguir caminando. Subo por Terraza Pasteur y veo cómo han cambiado los locales del área desde cuando tomaba cerveza con mis amigos en mis días de universitario. Tomo la quinta hacia el sur, y por la 24 subo a la tercera, para saludar de nuevo los cerros. Continúo unas cuadras más hacia el sur y llego de nuevo a la 19. Allí me detengo y miro a mi alrededor.

Si me pidieran que señalara el corazón de Bogotá, diría que es allí mismo, en la esquina de la tercera con 19, específicamente un día entre semana al atardecer. Oficinistas, estudiantes, vendedores ambulantes, comerciantes, mendigos, y una miríada de conductores de busetas, taxis, ejecutivos, super ejecutivos y colectivos. Gente de muchos acentos, de todas las edades, con expresiones de alegría, tristeza, esperanza y desesperanza. La gente que hace mover la ciudad. Y estoy parado allí, sonriendo, mientras el cielo azul se torna púrpura y da paso a la noche, con las manos en los bolsillos de mi chaqueta para protegerlas del frío.

Ese frío que da por la brisa que baja de los cerros para recordarme todo lo bogotano que soy.


ANEXO

Bogotá por Bogotá
Una convocatoria para escritores y no escritores


El Fondo de Promoción de la Cultura invita a los habitantes de Bogotá de todas las localidades a participar en la convocatoria permanente Bogotá por Bogotá.

La escritura es vital: Algo tenemos en común: somos protagonistas o personajes de alguna historia en Bogotá. Lo invitamos a que escriba un relato que lo haya marcado y que tenga como escenario esta ciudad. Comparta esa anécdota que siempre está contando o esa experiencia que usted cree merece ser contada. Escriba ese testimonio del que sólo usted es testigo.

“La verdad y solamente la verdad”: Buscamos relatos verdaderos y espontáneos: se trata de un ejercicio más allá de la ficción. Escritos que relaten una experiencia vivida en la ciudad, una anécdota, un suceso de la vida cotidiana o un acontecimiento sorprendente. El relato debe ser breve (máximo 600 palabras)

Ver comentarios en Makondo libros, de Makondo Universal:



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domingo, 25 de mayo de 2008

Colombia, país multiétnico y racista

Las "razas" no existen. Lo que existe es un gradiente en la cantidad de melanina...
¡que es de un sólo color! (pulsa en la foto para ampliarla)


Publicado también en Barûle Gazette, edición del 26 de mayo de 2008

La definición de ‘raza’ en el diccionario de la Real Academia de la Lengua (ver anexos) no puede aplicarse a humanos. La razón es muy sencilla: No existe un grupo de características genéticas que defina un grupo humano específico. Ni siquiera el color de piel se puede definir, pues entre el africano más oscuro y el nórdico más pálido existe toda una gama de tonalidades en un gradiente continuo. Estas tonalidades se explican por la cantidad de melanina en la piel, cuyo papel es proteger al cuerpo de los rayos ultravioleta del sol. En el proceso evolutivo, poblaciones humanas desarrollan diferentes niveles de melanina, dependiendo de la latitud en la que vivan, de forma que se logre un balance entre protección de rayos UV y permitir el paso de suficiente luz para activar la producción de vitamina D. Entre más cerca al ecuador vive una población, entre más expuesta al sol esté con el paso de los siglos, mayor ventaja habrá en tener piel oscura. Entre más al norte o al sur se viva, mayor ventaja evolutiva habrá en tener piel clara. Desde el punto de vista genético son parientes más cercanos los europeos y los aborígenes australianos que éstos últimos y los habitantes del centro de África.


En cambio, entre humanos podemos hablar de ‘etnia’ (ver definición en los anexos). Por ejemplo, los habitantes del Chocó biogeográfico (baruleños) somos una etnia. Pero a pesar de la no existencia de razas, el racismo sí existe, especialmente en la sociedad occidental, y claramente existe en Colombia, aunque muchos lo nieguen.

Como construcción social, “raza” es un invento de la Europa medieval, que los europeos y norteamericanos eurodescendientes de los siglos XVII al XX trataron de racionalizar con conceptos científicos para servir a sus fines colonialistas. Lamentablemente les funcionó bastante bien y lograron lavarle el cerebro a los habitantes de pueblos subyugados, al punto en que tanto colonizadores (invasores) como colonizados (invadidos) aún cargamos el lastre de los siglos de opresión europea. Y tomará mucho tiempo para deshacernos de nuestros complejos, de inferioridad o superioridad según el grupo.

Esos complejos existen visiblemente en Colombia, y son los que hacen de nuestro país multiétnico una paradoja, donde una mayoría de la población, mestiza, tiene complejo de superioridad al creerse blanca, y desprecia a afrodescendientes e indígenas, aunque sean parte integral de su cultura, o incluso de su etnia. Y esta paradoja va acompañada de cinismo: La mayoría de colombianos niega que el racismo en Colombia exista, aunque diariamente son testigos de su existencia y algunos lo practican. Para la muestra un botón, sacado del baúl de mis recuerdos:

En 1985 yo cursaba 3º de bachillerato (hoy en día llamado 8º grado) en el Instituto Pedagógico Nacional en Bogotá. El rector del colegio en ese momento era Gerardo Sanín, sacerdote católico (jesuita, creo) que vestía de “civil”, tío de Noemí Sanín, ex precandidata presidencial y actual embajadora en Inglaterra para quienes necesiten más señas. Algún día hubo una formación de las tantas que se hacían en el año, para informar al alumnado de diferentes noticias. El Sr. Sanín hablaba desde un corredor en el segundo piso que daba al patio central donde estábamos los estudiantes. De repente se detuvo, y señalando hacia donde estábamos los estudiantes de 3º dijo “¡Ud. salga al frente!”. Un grupo de varios estudiantes que estaban riendo y distrayéndose cuando no debían eran los señalados. Hago énfasis en varios, pero sólo uno fue llamado al frente. Tras una breve confusión, pues no se sabía a quién señalaba el Sr. rector, un compañero fue separado del grupo y obligado a pararse en frente de todos. Resultó ser uno de los tres o cuatro afrodescendientes que estudiábamos en el colegio ese año. Tras algunas recriminaciones que podían aplicarse a todo el grupo de estudiantes que reían (los demás siendo mestizos o “blancos”), el Sr. Sanín dijo textualmente: “Yo no sé porqué a los negros les gusta reírse tanto… ¡Debe ser para mostrar los dientes, que es lo único blanco que tienen!”. Hubo risas generales y una pausa. “Yo creo que los negros deberían estar con sus congéneres… ¡saltando de palo en palo por la selva!”. Más risas…

El compañero afrodescendiente, claramente humillado, simplemente mantenía la cabeza baja. Yo estaba indignado, pero la inmadurez de mis 13 años me impidió hacer algo, lo cual me he recriminado siempre, hasta el punto que ahora sólo he logrado perdonarme parcialmente. Cuando llegué a mi casa le informé a mi padre del incidente con la esperanza de que él hiciera algo, pero se negó con el argumento de que el problema no había sido conmigo. Tal respuesta me dolió también. En el colegio la controversia se encendió, como era de esperarse, y durante las semanas siguientes hubo quienes criticamos al Sr. Sanín por racista, pero también quienes lo defendieron argumentando que “era sólo un chiste, nuestro rector no es racista…”. Y ese es el doloroso cinismo del que se arman los racistas colombianos. Daniel Samper publicó una protesta en su columna y tengo como deber buscarla cuando viaje a Bogotá y pueda revisar los archivos de El Tiempo. El mismo Daniel Samper, a quien consulté al respecto, no tiene copias de columnas tan viejas. Aunque 1985 fue el último año de rectoría para el Sr. Sanín, no hubo consecuencias reales relacionadas con el incidente racista. Oficialmente este racista se fue impune.

Historias similares se repiten todos los días a lo largo y ancho de nuestro país, y la mayoría de personas aún niega que el racismo exista. Cuando alguien dice algo malo de los negros, y les hago un reclamo, la excusa es “¡pero Ud. no es negro, Ud. es “morenito”!. ¡Qué cínicos…! Existen las expresiones “negro tenía qué ser”, “indio patirrajao”, “indio cochino”, “indio bruto” “cholito incivilizado”, y muchas otras. Más ejemplos se pueden encontrar en los foros del El Tiempo.com en los artículos que hablan de las barbaridades que Rafael Correa ha dicho desde que el ejército colombiano violó la soberanía ecuatoriana para dar de baja a alias ‘Raúl Reyes’. En esos foros los colombianos mestizos con ínfulas de europeos colonialistas despotrican contra los indígenas ecuatorianos (como si en Colombia no hubiera indígenas), tildándolos de “inferiores”. Para ejemplos de más diatribas contra afrodescendientes y africanos, se pueden leer los foros de artículos que informan de la ola xenófoba en Sudáfrica que ha cobrado víctimas entre los inmigrantes de países vecinos, principalmente de Zimbabwe y Mozambique.

Podría escribir muchas páginas con las historias de mi padre, quien tuvo que enfrentar el racismo en el interior del país en los años 60, cuando los mestizos (“blancos”) de Cundinamarca y Boyacá no estaban tan acostumbrados a ver afrodescendientes. O historias de cuántas veces fui rechazado por muchachas a quienes pretendía en mis años de adolescencia porque sus padres o hermanos “no podían permitir que la niña saliera con un negro”. Pero claro, ellos “no son racistas…”

Todo esto pasaba en Colombia hace 40 años y pasa hoy en día. A los afrodescendientes nos niegan la entrada a discotecas, nos cobran arriendos más altos y nos hacen muecas al cruzarse con nosotros en la calle. A comienzos de 2007 un grupo de congresistas estadounidenses afrodescendientes visitó nuestro país y como parte de la agenda concertaron una cita con representantes de movimientos por las negritudes de Colombia. Pero a los afrodescendientes colombianos se les rechazó en la Casa de Nariño, con la excusa de que los estadounidenses “estaban ocupados”. A la delegación estadounidense se le informó que la delegación colombiana “no había llegado a la cita”. Esto ocurrió poco antes de que Paula Marcela Moreno Zapata fuera nombrada ministra de la cultura por el presidente Álvaro Uribe, bajo presiones de congresistas afrodescendientes estadounidenses, probablemente derivadas del incidente de la cita “incumplida” por los colombianos.

Como contraste, cuando un afrodescendiente marca goles para la selección Colombia, caso de Arnoldo Iguarán, Freddy Rincón, ‘Tino’ Asprilla, el ‘Tren’ Valencia, Tressor Moreno, Jorge Bustos, o Hugo Rodallega, entre muchos otros, no falta el narrador deportivo que suelta frases como “¡Negro hermoso!” o “¡Te fajaste, moreno!”.

Los colombianos (todos) debemos aprender a aceptar que sí tenemos un problema de racismo. Es el primer paso para solucionarlo. Además debemos mejorar los programas educativos, especialmente en historia, para que se nos enseñe la importancia de nuestro origen multiétnico, dejando a un lado el eurocentrismo patente en textos escolares de historia. Así sabremos apreciar la riqueza de nuestra cultura, que ha tenido aportes importantes de todos nuestros ancestros, y así podremos deshacernos de los complejos de superioridad de los que se creen europeos, y de los complejos de inferioridad de quienes en nuestro rostro llevamos la firma de nuestros ancestros africanos y americanos.

Pero ese proceso llevará tiempo. Mientras tanto, los afrodescendientes debemos educarnos para poder enfrentar los ataques racistas contra nosotros y nuestros hermanos indígenas. Entre más conscientes seamos de la importancia de nuestras raíces, de los aportes y la belleza de la cultura y las civilizaciones de nuestros ancestros, y del absurdo de los ataques de la cultura colonialista que aún nos oprime, con más facilidad vamos a salir adelante, a nivel individual y a nivel colectivo como etnia. Y así podremos ayudar al despertar de Colombia, como país orgulloso de sus orígenes multiétnicos.


ANEXOS

Definiciones:

Raza: Cada uno de los grupos en que se subdividen algunas especies biológicas y cuyos caracteres diferenciales se perpetúan por herencia - Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua

Etnia: Comunidad humana definida por afinidades raciales, lingüísticas, culturales, etc. -
Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua

Etnia: Del griego ethnos, "pueblo". Población humana en la cual los miembros se identifican entre ellos, normalmente con base en una real o presunta genealogía y ascendencia común, o a otros lazos históricos . Las etnias están también normalmente unidas por unas prácticas culturales, de comportamiento, lingüísticas, o religiosas comunes - Wikipedia

Racismo: Exacerbación del sentido racial de un grupo étnico, especialmente cuando convive con otro u otros (…) y que en ocasiones ha motivado la persecución de un grupo étnico considerado como inferior - Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua


Enlaces:

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domingo, 18 de mayo de 2008

Somos Pacífico


Especial para Barûle Gazette, edición del 19 de mayo de 2008

Hace no mucho Giunëur Bomani Môsi me pidió escribir una columna para Barûle Gazette y no sabía cómo comenzar pues nunca había decidido plasmar en papel (o en archivo electrónico) mis pensamientos acerca de la Madre Tierra. Pero creo que el momento ha llegado y quiero agradecer a mi primo Giuneür el haberme dado la excusa para hacerlo. Y decidí comenzar por algo que me ha dado vueltas en la cabeza, y es la identidad de los habitantes del Pacífico y sus hijos.


Aunque soy nacido y criado en Bogotá, el origen de mi padre, nacido en Lloró, justo en ese rinconcito hermoso donde el Andágueda se une al Atrato, me ha llenado de orgullo. Tanto es así, que con todo y mi acento rolo me siento muy chocoano. También le profeso afecto al Quindío, tierra de mi madre, pero ante todo me siento chocoano. Y como chocoano de alma y corazón he pensado mucho en el significado de esta identidad, y aquí en las páginas de Barûle, quiero compartir esas reflexiones.

Para mí, hay tres conceptos de Chocó: Uno, el departamento. Esa división política al noroccidente de Colombia que en 1906 desprendieron del entonces departamento del Cauca. Dos, el Chocó Biogeográfico, una región de excepcional riqueza hidrográfica y de biodiversidad que se extiende desde el oriente de Panamá y el Golfo de Urabá hasta el norte de la costa Peruana sobre el océano Pacífico. Y tres, el Reino de Barûle, concepto que debemos a Giunëur Bomani Môsi. Los tres están íntimamente relacionados, pero hay diferencias. Y como idealista y soñador que soy, me gustaría ver una amalgama de todas ellas.

Siempre que voy al Chocó me siento como en África. El aspecto de su gente, de sus calles, de sus bosques, la expresividad de los chocoanos, su cocina, su música… He visitado comunidades negras en E.U. y ninguna parece africana a pesar del color de piel de sus gentes. Mientras, en un festival de comida africana un chocoano se sentiría comiendo en la casa (al menos así me sentí yo). En el Chocó se respira Mamá África en cada esquina. Pero no sólo allí. La costa de los departamentos de Valle del Cauca, Cauca y Nariño es una extensión del Chocó, y allí no para la cosa. La costa ecuatoriana y el norte de la costa peruana parecen calcadas de nuestro Chocó querido. ¿Porqué nos tienen divididos?

Hay razones históricas, políticas y económicas. Para no entrar en detalles podemos decir que la razón principal es la necesidad que tienen los interioranos de acceder al mar por razones comerciales. Incluso Antioquia desde hace mucho ha tenido ganas de anexar al Chocó por esa misma razón, y muchas veces tratan al Chocó como su patio trasero. Alguna vez en una conferencia científica a la que asistí un paisa se refirió a los chocoanos como “nuestros hermanitos menores”, y no de la forma respetuosa en que los Koguis y los Arhuacos se refieren a los occidentales. Esa unidad cultural a la que Choc Quib Town hace referencia en su canción “Somos Pacífico” ha sido fragmentada por intereses regionales del interior, y también por la separación del Ecuador de la Gran Colombia en el siglo XIX.

Yo quisiera proponer una ampliación del Reino de Barûle para lograr una reunificación geográfico-cultural que fusione el concepto de Chocó Biogeográfico y lo expresado en “Somos Pacífico” de Choc Quib Town, incluyendo en esa Nación Pacífico a los hermanos afro del Ecuador y Perú. En esa unidad, llámese Reino de Gran Barûle, República de Barûle, o República del Pacífico, existiría una coherencia étnica y cultural, espiritual y geográfica, que ayudaría a acabar con los sinsentidos de hoy en día. Nos daría un sentido de pertenencia y un motivo de orgullo que nos empujaría a luchar como nación y salir adelante sin los complejos que todavía llevamos como lastre. Sería un incentivo para acabar con la corrupción de las clases políticas actuales y aprovechar el inmenso talento que se encuentra entre los barûleños (se me ocurre que seríamos potencia futbolísitca en cuestión de pocos años).

De esa Nación Pacífico o Gran Barûle, han salido personas que han sido clave para la historia, la culinaria, la música y el deporte de Colombia, Ecuador y Perú. Perfectamente podríamos salir adelante como un sólo país, aprovechando los recursos naturales y humanos que tenemos. Podríamos ser ejemplo de desarrollo sostenible, impulsando el turismo ecológico y la investigación científica (el Chocó biogeográfico tiene una importancia inmensa en las ciencias biológicas, y podríamos mejorar el modelo desarrollado por Costa Rica). Como potencia hídrica podríamos exportar energía a los países vecinos y podríamos ser pioneros en la producción de biocombustibles utilizando cultivos de micro-algas que podrían establecerse en la costa sur de la República, en la actual frontera peruano-ecuatoriana (las microalgas son mucho más eficientes que cualquier cultivo agrícola y requieren relativamente poco espacio para su producción). Podríamos ser potencia en el desarrollo de tecnologías ambientalistas en diseño y construcción de edificaciones (en pueblos y ciudades). Así incluso los Barûleños más pobres tendrían acceso a viviendas dignas que formen parte del paisaje en lugar de destruirlo, con sistemas adecuados de surtido de agua, desagüe y purificación de desechos. El lema del desarrollo sería eficiencia y preservación del medio ambiente. Seríamos albaceas dignos de las riquezas naturales del país e incluiríamos la filosofía y la visión de nuestros primos indígenas (emberás, kunas, waunanas…), quienes por supuesto serían parte integral de la nación.

Soy idealista y soñador, y estas características vienen principalmente de mi lado chocoano. Soñar con la República del Pacífico o del Gran Barûle y su desarrollo es el primer paso para dejar la miseria atrás y abrazarnos con nuestros hermanos formando un solo pueblo. Un pueblo africano e indígena. Un verdadero pueblo AfroAmericano.

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viernes, 11 de abril de 2008

Exilio y patriotismo

Con el paso de los años ha sido inevitable para mí tomar una posición política y acoger una ideología, lo cual he hecho de manera muy personal. Al mismo tiempo me he interesado cada vez más y más en el conflicto interno de Colombia, que ahora también tiene claras ramificaciones externas, aunque éstas han existido desde hace mucho tiempo de manera menos obvia.

La ideología que he acogido es de corte centro-izquierdista, y si debo ser más específico se ajusta a los preceptos de la ‘socialdemocracia’ (o ‘democracia social’ que debería ser la traducción de ‘social democracy’). El hecho de haber tomado esta posición, contraria a la de la mayoría de colombianos de hoy, que con el auge del uribismo se han inclinado hacia la derecha, más bien lejos del centro, y el hecho de que vivo fuera del país desde hace casi ocho años, han creado una serie de situaciones que no esperaba encontrar cuando no tenía una posición política clara, ni cuando decidí cursar estudios de doctorado en el exterior. Estas situaciones, que me impulsan a escribir la nota de hoy, tienen que ver con mi patriotismo y el exilio en el que vivo.

Cuando salí del país, en el 2000, lo hice por el sueño que había tenido, desde antes de comenzar mis estudios de Biología Marina, de hacer un doctorado en el exterior. Corrían los últimos años de la década de los 80 cuando me propuse este objetivo, y las circunstancias para cumplirlo se dieron después de haberme graduado y haber trabajado algún tiempo en Colombia. Por coincidencia, cuando recibí la carta de aceptación de una universidad en E.U. la situación política del país estaba en uno de sus peores momentos, las FARC se habían fortalecido inmensamente gracias al narcotráfico y a la debilidad del gobierno de Andrés Pastrana, y el pueblo colombiano sentía en el alma esta ausencia de Estado. El ánimo en general era pesimista, y aparte del trágico desplazamiento interno del país, también había muchísima gente saliendo del país en un éxodo que algunos han estimado en 2 millones de colombianos.

Muchos creyeron que me iba del país por ese ambiente de zozobra. Que estaba escapando del “barco que se estaba hundiendo”. Una amiga me preguntó con tono de incredulidad y reproche “ay, Alonso… te vas a buscar el ‘American dream’?”. Yo le respondí que no, que iba tras el “academic dream”, que era muy distinto. Esto fue en una época en la que los programas de postgrado en ciencias naturales en Colombia eran apenas incipientes. Hubo muchos que calificaban a los que salíamos del país, por la razón que fuera, como traidores o cobardes. Hubo incluso vallas publicitarias con el famoso dicho popular “no se vaya que esto se compone”. Aunque nadie me tildó personalmente de traidor, yo caía por defecto en ese grupo.

Nadie me lo dijo entonces, pero ahora hay algunos que me lo insinúan, especialmente al saber que no soy uribista. Colombia ha caído en el juego polarizador de Álvaro Uribe, quien siguiendo los pasos de Bush hijo, ha logrado convencer a muchos de que el que no está con él está en contra y eso equivale a ser apátrida. Nada más alejado de la realidad, claro, pero la frustración de haber vivido por años en un país sitiado por la guerrilla y la emoción de tener una esperanza de que esto termine, ciega a los uribistas. Están ebrios de esperanza y Uribe los mantiene chapeticos.
Mi primer pecado: No ser uribista. Segundo pecado: haberme ido del país. Ya en este momento las razones por las que me fui no importan, y muchos han insinuado que no soy capaz de ver la situación objetivamente porque “veo los toros desde la barrera” y, aún peor, porque vivo en un país desarrollado (aunque si se presta atención E.U. tiene mucho de tercermundista). Pero voy a hacer una lista de las razones concretas por las que lo que pasa en Colombia me afecta tanto como a cualquiera. Una vez hecha la lista espero se entienda que mi posición política no ha sido sesgada por la lejanía geográfica del país.

Ni mi familia ni mis amigos más cercanos ni yo hemos sido secuestrados ni hemos tenido seres queridos asesinados por grupos irregulares. Pero sí hemos sido afectados de maneras relativamente directas por el conflicto. Por ejemplo:

  • En 1999 hice un viaje de un día a Minca, Magdalena, y me disponía a volver a Santa Marta, donde vivía en ese entonces. Después de 20 minutos del viaje de regreso la guerrilla (no sé qué grupo) detuvo el camión en el que iba, obligaron a todos los pasajeros a regresar a Minca a pie y sin mirar atrás, sopena de dispararnos por la espalda. Hasta donde sé nunca dejaron de apuntarnos con sus fusiles. Los vehículos que venían detrás del camión tuvieron la misma suerte y todos fueron “decomisados” por el grupo ilegal. Minutos después se escuchó una fuerte explosión, y temiendo el inicio de combates quienes íbamos en la romería de pasajeros de los vehículos robados comenzamos a correr. Tardamos poco más de una hora en llegar al pueblo. Cuando logramos salir de Minca, horas después, nos enteramos de que la explosión fue la voladura del camión en el que yo iba, que fue el primer vehículo retenido. Esta experiencia contrasta con el hecho de que muchos de los que me critican nunca se han encontrado con la guerrilla.
  • Mi padre, profesor universitario de lingüística, realizaba salidas de campo para estudiar variaciones del español en distintas regiones de Colombia. Varias veces fue acosado, tanto por guerrilleros como por paramilitares. Sobra decir que cada vez que esto ocurrió, tuve el corazón en la mano.
  • Tengo familiares en el Meta que han sido acosados por la guerrilla.
  • Algunos familiares perdieron propiedades en los llanos orientales a manos de guerrilleros.
  • Tengo familiares en la costa pacífica, que no pueden hacer ni decir todo lo que quisieran por el control paramilitar que hay en algunas zonas.
  • Tengo un familiar que perdió los dedos de un pie al activar una mina antipersona instalada por las FARC en los llanos orientales. No le fue peor porque la mina estaba bajo un bulto de arroz que absorbió parte de la onda explosiva y lo protegió de las esquirlas (recordemos que esas minas muchas veces tienen excrementos para aumentar la probabilidad de infección en las heridas de la víctima).
  • Un amigo cercano alguna vez fue abordado por paramilitares en Santa Marta quienes, revólver en mano, lo requisaron en busca de drogas, que supusieron tenía por ser estudiante universitario. Si mi amigo hubiera tenido un ‘cacho’ de marihuana encima no estaría contando el cuento.
Aparte de razones ideológicas y éticas, estos eventos concretos deberían explicar porqué el conflicto colombiano es para mí algo vívido y cercano a pesar de la lejanía geográfica. De no ser así no me habría sentado a llorar (literalmente) hace casi un año cuando leí en los periódicos los informes de los 10 000 desaparecidos por las AUC, y las confesiones de paramilitares que explicaban cómo torturaban y ejecutaban salvajemente a sus víctimas. Personas que conozco ni se inmutaron diciendo “es el precio por acabar con la guerrilla”. A mi parecer es un precio que no debió haberse pagado.

Sí, estoy en el exilio, pero por razones académicas y profesionales; no políticas ni de seguridad. Es más: estar en el exilio me ha servido para encontrar mi colombianidad, algo que me fue difícil encontrar estando en Colombia, porque no tenía puntos de comparación y contraste. Mi única patria es Colombia. Y a esa patria la amo con toda mi alma, lo que por definición es ser patriota (ver apéndice), y no tiene nada qué ver con tener una ideología diferente a la de la mayoría de colombianos. No soy uribista, no por despiste ni desinformación, ni mucho menos por ser guerrillero o terrorista (rótulos que nos cuelgan a los que no apoyamos a Uribe), sino por convicción.

Parte de ser patriota significa hacer lo posible por llevar al país por la ruta que considero correcta y de mayor beneficio para todos. Y por eso creo que la socialdemocracia puede ser la respuesta en Colombia. No tengo mucho poder de acción por mi profesión y lugar de residencia, pero al menos puedo opinar y escribir para hacer que la gente piense y se cuestione, y ejerceré mi derecho al voto cada vez que pueda. A ver si así puedo aportar un poquito para que tengamos una Colombia en paz, donde las mayorías tengan un nivel de vida decente. Voy a seguir pensando así aunque siga en el exilio, y en cuanto a los toros… estoy ahí en el ruedo con ellos. Nunca me voy a pasar al otro lado de la barrera, ¡porque siempre seré orgullosamente colombiano!


Apéndice
Definiciones de patria, patriotismo y exilio según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua:

Patria: Lugar, ciudad o país en que se ha nacido. Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos.

Patriotismo: Amor a la patria.

Exilio: Separación de una persona de la tierra en que vive

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viernes, 4 de abril de 2008

El núcleo antidemocrático de América Latina (Hugo Chávez NO es izquierdista)

Acabo de leer un artículo muy interesante del Profesor Fernando Mires, economista y sociólogo chileno vinculado al Instituto de Ciencias de la Universidad de Oldenburg de Alemania. Fue publicado en la página electrónica Vcrisis (http://www.vcrisis.com) en febrero de 2006.

El Dr. Mires hace un análsis estupendo del fenómeno que representa Hugo Chávez en Suramérica, y las claras diferencias entre lo que dice y lo que hace, además de lo que seguramente es su verdadera motivación para actuar como actúa. Entre otras conclusiones está el hecho de que ni Chávez ni el chavismo son de izquierda, y que su accionar es más típico de movimientos derechistas totalitarios que de sistemas verdaderamente socialistas. Algo triste si se tiene en cuenta que las acciones de Chávez le han dado una pésima reputación a la izquierda en Colombia, donde las FARC ya habían hecho un daño inmenso.

También vale la pena leer su artículo de marzo del 2008 acerca de la crisis del norte andino: Lecciones de una guerra que no fue (Cuatro tesis), publicado en Analítica.com

Doy paso al artículo del Dr. Fernando Mires.


HUGO CHÁVEZ Y EL NÚCLEO ANTIDEMOCRÁTICO DE AMÉRICA LATINA
Por Fernando Mires
Publicado en Vcrisis.com el 20 de febrero de 2006
(http://www.vcrisis.com/index.php?content=esp/200602201558)


En América Latina, lamentablemente, algunos intelectuales todavía no saben distinguir (como ya ocurrió con los intelectuales europeos de los años treinta) entre lo que un gobernante dice que es y lo que es. Ahora bien, en pocos gobernantes se da una diferencia tan grande entre lo que dice que es y lo que objetivamente es, como en el caso del Presidente Chávez de Venezuela.

Así como el Cono Sur se ha constituido un núcleo democrático con hegemonía de izquierda, Chávez y el chavismo, más sus ramificaciones hacia Perú, Bolivia y Colombia (FARC), constituyen una suerte de núcleo antidemocrático que peligrosamente se extiende hacia otras naciones. De ahí que sea muy importante definir el carácter político de Chávez y el chavismo. Para prec isar ese carácter hay que definir primero lo que Chávez y el chavismo no son.


Chávez y el chavismo -y esto hay que decirlo muy claro- no son de izquierda.

No se trata por cierto de dictaminar subjetivamente quien es de izquierda o quien no lo es. Sin embargo, cualquier observador que sepa algo de Venezuela, no tardará en advertir que dentro de la oposición a Chávez se encuentran muchísimos intelectuales que en cualquier país "normal" (pienso, por ejemplo, en mi propio país, Chile) serían miembros de la izquierda, o de la centro-izquierda. Tanto por su sensibilidad, cultura y tradición, un Teodoro Petkoff, un Armando Córdoba, un Manuel Caballero, un Heinz Sonntag,un Demetrio Boersner, un Roberto Briceño-León, por nombrar al vuelo sólo a algunos intelectuales venezolanos de renombre internacional, son gente de izquierda que, sin embargo, no pueden practicar una política de izquierda, porque el gobernante y sus seguidores han superpuesto sobre la clásica división izquierda derecha, la división entre "chavismo" y "antichavismo".

A la vez, y en sentido contrario, basta encender la televisión y escuchar a muchos chavistas y al propio Chávez, para darse cuenta de que muchas de las opiniones que emiten no han de envidiar a las derechas más extremas de todo el mundo (nacionalismo, antioccidentalismo revestido de antiimperialismo, y una infinita agresividad verbal, donde por cierto, no faltan las "típicas" alusiones antisemitas)


Chávez

Chávez es un gobernante que insulta a casi todo el mundo. Ni siquiera los obispos y cardenales de la Iglesia católica escapan a su desmedida procacidad. A diferencias de Castro, quien posee un excelente uso del idioma, Chávez tiene serias dificultades para articular una frase con otra, y por eso, podría pensarse, suplanta la retórica con el insulto. Sin embargo, hay en su enorme capacidad de injuria, un propósit o que obedece -conciente o inconcientemente- a un cálculo muy frío.

Los de Chávez son insultos cuidadosamente programados destinados a crear una zona de hipertensión emocional e impedir así que la política se articule en torno a algo que no sea él mismo. De este modo, él neurotiza la vida política hasta tal punto, que resulta imposible, en medio de tanta injuria - las que sus seguidores de "camisas rojas", multiplican- que los polos que se forman alrededor de su persona puedan encontrar algún medio civilizado de comunicación.

Efectivamente: lo primero que sorprende a un visitante en Venezuela, es que después de siete años de gobierno, Chávez ha conseguido partir al país político en dos pedazos. Esos pedazos no son de izquierda o de derecha. Pues a un lado están quienes aman a Chávez. Al otro lado, los que lo odian. Entre ambos no hay ninguna conexión.

Quienes eran amigos, ya no lo son. Quien es se respetaban, se desacreditan mutuamente. Nadie discute con nadie. Chávez ha conseguido destruir la polémica, condición de la política, e introducir en su lugar dos monólogos paralelos. Él mismo monologa sin limitación de tiempo (hasta siete horas) en su programa semanal, mientras las "camisas rojas" aplauden las vulgaridades más grandes que es posible oír de nadie (ni siquiera en Berlusconi, quien en materia de vulgaridades es vicecampeón mundial).

Si alguien ha leído relatos de los primeros años del fascismo en Italia no se sorprenderá si los encuentra de nuevo en Venezuela. La comunicación política ha sido destruida radicalmente, por el propio gobernante. Y la destrucción de la comunicación política es la primera condición para todo proceso de facistización. Eso es lo que está viviendo Venezuela. "Esto va a terminar muy mal", me dicen muchos venezolanos. "Que Dios no los oiga", les digo yo.

Naturalmente, también hay chavistas inteligentes. Pero cada vez que uno habla de Chávez, dicen -como avergonzados- que lo principal no es Chávez, sino el proceso del cual Chávez es sólo un símbolo. "¿Cuándo habían alcanzado los pobres más representación que durante Chávez? En eso hay que fijarse", dicen. "Chávez es secundario", afirman. Pero, ¿es que se puede hablar del proceso sin Chávez? Chávez está en todas partes, nadie realiza una "misión" (palabra militar-clerical) sin su autorización. Nadie tiene ninguna idea que no sea de Chávez. Él, como él mismo se definió, es el coach del equipo. Eso quiere decir que él decide quién jugará o no. "Ah pero Chávez ha llevado a los pobres a la sociedad", dicen los chavistas inteligentes. ¿A cual sociedad? - se pregunta uno, asombrado

No importa que en Chile, Argentina, Brasil, tengan lugar políticas sociales más importantes y sobre todo más racionales que las que han tenido lugar en Venezuela. Lo decisivo es que Chávez, a diferencia de los gobernantes de esos países, no ha integrado a los pobres a la sociedad, sino al Estado. Sin suprimir la pobreza, Chávez la ha estatizado. Las misiones, entre otras tantas iniciativas populistas, son los cordones umbilicales que atan a los pobres con el Estado. Y el Estado es Chávez. Los pobres son de Chávez; por eso deben seguir siendo pobres. Sí hay, por cierto, algunos chavistas inteligentes. Pero no lo son tanto como para reconocer que Chávez no representa un proyecto de sociedad, como ellos imaginan, sino que, antes que nada y sobre todo, es un proyecto de toma de poder.

Las misiones, los círculos bolivarianos, los comandos de "camisas rojas" son medios para tomar el poder desde abajo. La constitución (a quien él en su estilo llama: "la bicha"), el escudo, la bandera, sobre todo Bolívar, todos los poderes simbólicos de una nación, han pasado a ser propiedad de Chávez quien los modifica o interpreta según su antojo. Chávez intenta tomar el poder desde todos lados. Desde abajo, desde el medio, y por supuesto, por arriba cuando haciéndose aclamar en "foros mundiales" despotrica en nombre de la justicia universal, en contra de su ultimo descubrimiento: el "imperialismo norteamericano".


Pero Chávez no es antiimperialista.

Chávez es en primera línea, antidemócrata. Por eso ha insultado, de la manera más soez, a diferentes gobernantes y políticos democráticos de América Latina. Lagos, Fox, Toledo, Uribe, Lourdes Torres, entre tantos, han debido sufrir las injurias de Chávez. Nadie ha insultado en su vida a tantas personas decentes como ha hecho Chávez. No obstante, se equivocan aquellos que piensan que Chávez insulta por insultar. Como ha sido dicho, sus insultos, cuidadosamente calculados, forman parte de su estrategia de poder. Mediante el insulto, destruye las posibilidades del diálogo político, tanto hacia el interior como hacia el exterior del país. Y donde no hay política, comienza el terror. La creciente ocupación de la administración pública por personeros militares, es el ejemplo más visual de la corrosión de la política que tiene lugar en Venezuela. Mientras en el pasado los militares latinoamericanos tomaban el poder de golpe, en Venezuela lo toman en "cámara lenta". El segundo paso, será la militarización de la nación, y es desde ese objetivo que hay que entender los llamados del Presidente a defender al país de una invasión norteamericana.


El objetivo de Chávez es, evidentemente, provocar un clima de alta tensión con los EEUU.

Sus injurias a Bush han ido aumentando en cantidad y en volumen. Exasperado tal vez porque el gobierno de EE UU no pisa (todavía) la trampa, ha agredido en los términos más repugnantes que es posible imaginar, a Condolezza Rice, algo que nunca habría hecho un Fidel Castro (dictador, pero educado).

La verdad es que Venezuela no tiene ningún problema real con los EE UU: ni económico, ni territorial, ni de ninguna índole. A diferencias de Castro quien siempre arremete verbalmente en contra de USA sobre la base de problemas concretos, Chávez arremete gratuitamente, con el objetivo más que evidente, de provocar un conflicto internacional. Ahora bien, en una situación de alta tensión internacional, Chávez intentará dividir al país entre "patriotas antiimperialistas", y "esbirros al servicio del imperialismo". De este modo, estar en contra de Chávez significará "traicionar a la patria". Los ataques a EE UU son, evidentemente, una pieza clave en su proyecto de toma total del poder.


Va ser muy difícil para la oposición democrática de Venezuela terminar con el chavismo.

El régimen no sólo controla el Estado (y el petróleo) sino que se ha infiltrado hacia el interior de la sociedad civil. Los comandos chavistas actúan en las provincias, pueblos y barrios, y la violencia crece "hacia dentro". El chavismo controla, además, los medios de recuento electoral. Y desde el exterior, los Ramonet y los Chomsky (y la izquierda festiva que les sirve de coro) están dispuestos a legitimar cualquiera monstruosidad siempre que sea antinorteamericana.

Es cierto que Chávez llegó al poder como consecuencia d e la corrosión de la democracia venezolana, y esa es la deuda histórica que tienen los dos principales partidos con su nación. Pero siete años ya es suficiente castigo. Es cierto también que en Abril del 2002, una fracción enloquecida de la oposición, siguiendo el juego a Chávez, se embarcó en una aventura golpista. Gracias a esa aventura, realizada a espaldas de la mayoría de la oposición (justo en el momento cuando Chávez estaba políticamente cercado) Chávez obtuvo como regalo una legitimación democrática que, él menos que nadie, puede ostentar.

Pero poco a poco, la oposición ha ido ordenando sus filas.

Chávez intentará destruirla al crear una línea divisoria "o Venezuela o los EEUU". Si la oposición estará en condiciones de imponer la verdadera línea divisoria que atraviesa a Venezuela, que es la de "chavismo o democracia" (o incluso, "fascismo o democracia") es algo que está por verse. Pero si la oposición triunfa -y un día, más temprano que tarde triunfará- puede que ese no sea un triunfo de "la izquierda". En cualquier caso, será un triunfo de la democracia.

Pero, antes que nada, será, un triunfo de la decencia.



El Prof. FERNANDO MIRES, doctor en ciencias económicas y sociales, es chileno y desde hace años es profesor catedrático en el Instituto de Ciencias de la Universidad de Oldenburg, Alemania. En 1991 obtuvo el título Privat Dozent en el área de Política Internacional, el más alto grado académico que conceden las universidades alemanas. Es autor de numerosos ensayos y artículos publicados en revistas especializadas de Europa y de América Latina. Un gran número de libros testifica su vasta obra, tanto en el campo de la sociología como de la politología. Entre estos destacan: El discurso de la miseria (1994) El orden del caos (1995) La revolución que nadie soñó (1997) El malestar de la barbarie (1998) Teoría política del nuevo capitalismo (2000) Civilidad (2001) Teoría de la profesión política. Corruptos, "milicos" y demagogos (2001) Crítica de la razón científica (2002) Introducción a la política (2004).

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martes, 1 de abril de 2008

Descifrando los códigos de la crisis del norte andino

Columna en el periódico El Tiempo. Un análisis interesante de Francisco Nieto-Guerrero acerca del lío entre Uribe, Chávez y Correa (Uricharrea). Ver columna

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domingo, 30 de marzo de 2008

América Latina es un Macondo (de lo más tropical que hay)

Caricatura por Vladdo en la revista Semana (archivo de caricaturas 1353),
edición del 7 al 12 de abril de 2008


(Nota Publicada originalmente el 14 de marzo de 2008 en mi perfil de Facebook)


Cuando me fui a vivir a Santa Marta y Cartagena comencé a darme cuenta de que el Macondo del buen Gabo era claramente inspirado en la costa norte de Colombia. Entendí que 'realismo mágico' significaba plasmar la realidad de una región en una prosa que raya en la poesía. Después comencé a pararle más bolas a los asuntos internacionales, comencé a viajar por otros países y a conocer gente de toda Latinoamérica. Concluí entonces que si bien Macondo está en Colombia también es un retrato que puede aplicarse a toda América Latina. Eso se reflejó durante el hervidero de la crisis grancolombiana y se sigue reflejando a la postre...


Cuando me enteré de la muerte de 'Raúl Reyes' me alegré, luego me preocupé por las consecuencias, y luego me dio tristeza que un país entero (incluyéndome) se regocije por la muerte de alguien. Claro que fue alguien que le ha hecho tanto daño al pueblo colombiano que entiendo el alivio que se siente cuando se sabe que ya no va cometer más crímenes. Pero el dilema moral sigue ahí, latente... También había entendido, inicialmente, que las autoridades ecuatorianas sabían del operativo y después resulta que no, que en realidad Colombia violó la soberanía ecuatoriana. Esto le dió un sabor más agrio a la ya de por sí amarga victoria de las Fuerzas Armadas (legítimas) de Colombia.

Y ahí comenzó a hervir Macondo... Que violación de la soberanía, que fue en legítima defensa, que Correa sí sabía, no, que no podía saber, que no se le ocurra presidente Uribe hacer eso en Venezuela, que manden tropas a la frontera, que cierren las embajadas, que el computador de 'Reyes' tiene evidencias... en fin, todo el melodrama que nos tuvo estresados y al borde de la guerra durante una semana. Todos parecían tener algún argumento válido: Colombia sí violó la soberanía ecuatoriana. Ecuador sí alberga campamentos de las FARC. Chávez sí se metió donde nadie lo había llamado, y tiene nexos sospechosos con las FARC. Está en veremos lo de las pruebas de las conexiones del secretariado con Correa y Chávez, cosa que parece ser cierta. Por otro lado, y al interior de Colombia, recordemos que también está en veremos lo de las pruebas de la conexión de Uribe con las AUC, el otro actor armado ilegal en el macabro conflicto que asola al pobre país.

La forma en que se solucionó el conflicto internacional fue la continuación de la crónica macondiana: En la mañana sólo se oían insultos en la reunión del Grupo de Río, y en la tarde todo eran abrazos y estrechadas de manos. ¿Y en qué quedaron las tropas en las fronteras y los archivos del portátil de 'Reyes? Ah, ¿y la pataleta de Nicaragua? Ahora resulta que el principal instigador de la crisis, Hugo Chávez, que no tenía nada que ver en el cuento (¿o sí?), es el más pacifista de todos. ¿Porqué? Acaba incluso de llamar a Uribe, dice la prensa colombiana, para fortalecer las relaciones colombo-venezolanas y restablecer la confianza entre los presidentes... ¿Acaso se dio cuenta de que las pruebas contra él, aunque negó todas las acusaciones, eran contundentes? ¿Acaso el apoyo de la mayoría de líderes latinoamericanos a la posición de Ecuador fue muy tibio y no lo suficientemente anti-uribista? Me huele que todos tienen rabo de paja, humedecido con gasolina; y le están corriendo a la candela.

Lo que comenzó como una esperanza para la paz en Colombia se convirtió en una posibilidad concreta de guerra internacional, lo que me parece un desmerecido triunfo de la lucha hipócrita de las FARC. Ese es otro resultado digno de Macondo.

Y después la otra bomba, no menos surreal: Otro miembro del secretariado farco, 'Iván Ríos' cae abatido por uno de sus hombres cercanos, quien decidió ir por la gigantesca recompensa ofrecida por su cabeza. Ahora parece que no fue una decisión totalmente independiente, sino parte de un operativo de inteligencia del ejército colombiano, que vio la posibilidad de infiltrar un desertor de un frente guerrillero para poner el operativo en marcha. El asesinato de 'Ríos' era parte del operativo, pero el envío de la mano derecha para probar que el muerto era el que debía ser sí fue decisión del asesino, alias 'Rojas'. Esa técnica es digna de un carnicero del talante de Pablo Escobar.

Y ahí viene otro dilema moral: ¿La recompensa se paga por información que conduzca a la captura de un criminal o por su asesinato? El ejército acordó que 'Ríos' sería asesinado, lo cual, en términos pragmáticos, no dista mucho de darlo de baja en combate. Pero... el gobierno paga por el asesinato y no por la captura... ¿No es eso pagar un sicario muy caro para hacer el trabajo sucio del ejército? Independientemente de lo positivo o negativo de la muerte de otro miembro del secretariado, preocupa esta política de estado tipo "viejo oeste".

Tanto como cualquiera quiero que en estos Macondos que son Latinoamérica y Colombia haya paz. Pero la forma en que están ocurriendo las cosas, así el resultado sea el fin de las FARC, me entristece. Los tres gobiernos grancolombianos cargan con algo reprochable a sus espaldas, por un lado. Por el otro, las acciones combinadas de las FARC y de Hugo Chávez han dejado la imagen de la izquierda por el suelo en Colombia, con muy pocas esperanzas de cambio a nivel presidencial aunque se vote por candidatos de izquierda moderada para gobernaciones y alcaldías. El giro a la izquierda que Latinoamérica ha venido dando, como reacción a las consecuencias contraproducentes del neoliberalismo impuesto en los 90, se ha visto truncado por el caso de Colombia, teniendo a las FARC y a Chávez como principales culpables. Y la democracia Colombiana se ufana de tener un "superdefensor" como presidente que lamentablemente no tiene las manos limpias...

El Macondo de Gabo era (o es) un lugar maravilloso donde uno se puede perder plácidamente durante horas cuando se leen sus libros. Pero el Macondo grande, de verdad, ese en el que estamos viviendo, es más trágico que cualquier otra cosa. Y cuando todo este embrollo pase y haya paz, para la que al fin hay esperanza, sólo quedará mirar para adelante y andar, porque cuando miremos para atrás sólo van a dar ganas de llorar.

¿Ya han llorado? Con los líos de paras y guerrillos en Colombia yo ya lo he hecho unas cuantas veces.

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¿Paz a la vista en Colombia?

(Publicado originalmente el 1º de marzo de 2008 en mi perfil de Facebook)


Lo bueno y lo preocupante de acontecimientos recientes en Colombia...

Cayó alias 'Raúl Reyes', uno de los miembros más importantes del secretariado de las FARC, en combates con el ejército en la frontera colombo-ecuatoriana. Al parecer la política de 'seguridad democrática' del presidente Álvaro Uribe ha dado resultados en términos de golpes asestados a las FARC. La baja de Raúl Reyes es la más reciente de varias victorias que las Fuerzas Armadas (las legales) de Colombia han obtenido, y también es la más importante hasta el momento.


Para aquellos que hemos odiado a las FARC desde que iniciaron su escalada de barbarie en los 90 esta es una buena noticia. Yo la recibí con un júbilo que me duró pocos minutos. Aunque todavía veo la noticia como positiva, hay aspectos que me peocupan por lo que esto significa y por el impacto que tiene sobre la opinión pública.
Desde el punto de vista moral me entristece que la muerte de alguien me alegre, aunque creo que Reyes, Jojoy y Tirofijo tienen una muerte violenta más que merecida. Desde un punto de vista más pragmático hay cosas que me hacen pensar sobre el futuro.

Abro paréntesis:
Hace poco vi un programa en el 'History channel' que nada tenía que ver con política suramericana, pero que me puso a pensar sobre la situación de Colombia. Era un análisis de las analogías y metáforas políticas que se podían extraer de la serie de películas La Guerra de Las Galaxias. Cuando hablaron de cómo la República pasó a ser el primer Imperio Galáctico hubo referencias al Imperio Romano y a las condiciones de la Alemania Nazi bajo el gobierno de Hitler justo antes del inicio de la II Guerra Mundial. Era como si la narración de las condiciones sociales y políticas antes de que el Canciller Palpatine (en el Episodio III: La Venganza del Sith) y el Canciller Hitler (En la Alemania Nazi de los años 30) se hicieran al poder (dictatorial) fuera la narración de lo que ocurre hoy en Colombia: Hay un enemigo que amenaza la estabilidad del estado/república, y surge un líder que parece ser capaz de poner fin a tal amenaza. El líder es reverenciado por multitudes como un mesías-salvador y se le dan poderes extraordinarios para que proteja al pueblo de la amenaza que se avecina. Como resultado, Palpatine (Darth Sidious) se convierte en Emperador y Adolf Hitler en dictador... para no devolver el poder y convertirse en dos de los más grandes tiranos que ha habido, el uno de la historia del cine, y el otro de la historia de la humanidad. La analogía con Colombia la explico más adelante.
Cierro paréntesis.

La caída de Reyes, con todo lo positivo que implica, y con la esperanza que nos da de que el final de las FARC está cerca, fortalece la imagen que Álvaro Uribe tiene de mesías de Colombia, y lo acerca más a una eventual segunda reelección, posibilidad que abrió reformando la constitución en contra del mandato del pueblo, que en un referendo le dijo NO a esa reforma. Si Uribe es reelegido para un tercer período presidencial con el apoyo incondicional, ciego y fanático de muchos colombianos, la democracia en Colombia tiene un futuro muy oscuro. Aunque no creo que Uribe llegue a los extremos a los que llegaron Palpatine/Sidious o Hitler, el camino que tiene por delante parece no ir muy lejos de esos derroteros.
Repito que me alegra la baja de Raúl Reyes, pero me preocupa seriamente el fortalecimiento de la imagen de Mesías de Uribe. Sus victorias militares son agridulces, porque por un lado es lo que muchos colombianos queríamos desde hace mucho, pero por el otro puede ser la base para que se erija una especie de "dictadura constitucional" (nótense las comillas) en un país polarizado en el que las mayorías han optado por inclinarse cada vez más hacia la derecha, una de las grandes paradojas de un país tan pobre como Colombia, que contrasta con la tendencia del resto de América Latina. Además, me molesta que quien es considerado por muchos como el salvador de Colombia sea alguien que tenga sus manos tan manchadas con la sangre de los colombianos inocentes que cayeron víctimas de la brutal avanzada paramilitar que todavía no ha cesado del todo (las AUC están oficialmente desmovilizadas, pero muchos 'paras' siguen operando con sospechosa libertad).

Yo no me opondría a que la ofensiva contra las FARC siga adelante, liderada por el ejército colombiano (SIN la participación de grupos ilegales), bajo las órdenes de otro presidente, que podría ser asesorado por Uribe (si es que se comprueba que no tiene ni tuvo vínculos con paramilitares, cosa que veo bastande difícil). Pero creo que un tercer período de Uribe es peligroso para las libertades civiles del pueblo de Colombia.

Hay esperanzas para que en Colombia finalmente haya paz. Pero necesitamos un nuevo gobierno para garantizar que esa paz sea duradera y se pueda fortalecer. Bajo otro gobierno de Uribe esa eventual paz será muy frágil, y podría comenzar un capítulo sombrío de la historia del país, cuando debería ser uno brillante. Ese capítulo con el que hemos soñado desde hace décadas.

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Piedad Córdoba y el racismo en Colombia

(Publicado originalmente el 30 de enero de 2008 en mi perfil de Facebook)

En los últimos meses, y especialmente en semanas recientes he notado cómo eventos políticos que han afectado a Colombia, y en los que se ha involucrado al gobierno de Venezuela (y hasta cierto punto algunos observadores internacionales), ha hecho que muchos colombianos sientan libertad de darle rienda suelta a su racismo.


Colombia siempre ha sido un país racista. Es una de las grandes ironías de un país en el que menos del 10% de la población puede asegurar que el 100% sus genes son europeos, y entre ellos la mayoría desciende de españoles, que como sabemos traen una carga importante de genes africanos y del medio oriente, resultantes de siglos de ocupación musulmana de la península ibérica. Y sin embargo, muchos colombianos, mestizos, se llenan la boca despotricando contra indígenas y afrodescendientes. Y no siempre lo hacen en público por temor al "qué dirán", pero ahora sí que lo proclaman, ¡y de qué manera!

Es bien sabido por todos el papel que la senadora liberal Piedad Córdoba ha cumplido en todo el embrollo de la liberación de rehenes de las FARC con la mediación de Hugo Chávez. Por todos es sabido que la senadora Córdoba ha sido una vocal opositora al actual gobierno colombiano y simpatiza con Chávez. En algunos casos ha dicho cosas que muchos consideran traición a la patria.
Yo estoy en desacuerdo con cosas que ha dicho y hecho, pero tengo claro que las ha dicho y hecho por sus ideales políticos (¿y tal vez algún interés personal?) y no por tener los ancestros que tiene. Pero muchos colombianos no tienen claro que estas opiniones vienen de su cabeza y no de su piel.

Es interesante, si uno se deshace de pasiones, ver cómo mucha gente ataca a la senadora por ser afrocolombiana. Los uribistas se han desecho en insultos a "la negra Piedad", y cada vez que se publica alguna noticia sobre ella llueven insultos, bastante ofensivos y humillantes, que vinculan sus actos políticos con el color de su piel. No pueden separar lo que ven como negativo en sus actos, de lo que a todas luces consideran negativo en el color de su piel. En versiones electrónicas de los periódicos he leído a foristas que incluso piden azotarla, como se hacía hace más de 170 años con sus ancestros (y los míos).

Colombia no ha sido capaz de reconocer abiertamente que muy buena parte de su cultura tiene raíces africanas. Y muchas cosas de las que los colombianos estamos muy orgullosos vienen de África. Seguimos, o más bien siguen, mirando con desprecio a los que tenemos más melanina en la piel, y piensan que el desacuerdo con lo que alguien piensa les da carta blanca para insinuar que todo lo negativo que se hace o dice se explica por ser afrodescendientes. Mi experiencia personal como afrodescendiente me dice que cuando se hace algo bueno se nos reconoce como personas. Cuando se hace algo reprochable, sea por accidente o no, se nos recuerdan nuestras raíces y se insinúa que es por eso que hicimos lo que hicimos.

Los colombianos deberían tener muy claro que el odio que Piedad Córdoba ha despertado en ellos con sus actos no debería ser canalizado hacia su raza, que nada tiene que ver en los acontecimientos políticos en Colombia y Venezuela. Me pregunto si la reacción hacia ella sería tan visceral si fuera blanca (de verdad, o mestiza con ínfulas de blanca como la mayoría de "blancos" colombianos). Me pregunto si "el zambo" Chávez sería tan odiado si no fuera claramente descendiente de indígenas... (noten que lo llaman "zambo" porque para un racista si hay algo "peor" que un "indio" es la mezcla de "indio" y "negro").

Un punto para aclarar: Soy tan opositor de Chávez como lo soy de Uribe. Estoy en desacuerdo con la forma en la que Piedad Córdoba ha manejado su mediación entre las FARC y el gobierno de Colombia. Pero también estoy en total desacuerdo en que se insulte a los actores de acontecimientos políticos por no ser blancos.

¡Colombia, despierta de una buena vez, que para ti ser racista es odiarte a ti misma!

Piedad Córdoba en entrevista con Jairo Gómez en Versión Libre

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