martes, 11 de agosto de 2009

Diáspora Afrocolombiana

1º de junio de 2008

En la edición No 4 de Barûle Gazette nuestro columnista Armando Mosquera, quien reside en Washington D.C., en E.U., escribió en su “Punto y Coma” una nota titulada “¿Qué pasa negro?” en la que se refiere a la celebración de la Primera Semana Afrocolombiana en E.U. y además a lo que, en su opinión, significa ser ‘negro’. Como poco a poco la gaceta comienza a llamar la atención y reunir lectores hemos recibido opiniones acerca de algunos de nuestros escritos y “¿Qué pasa negro?” levantó ampolla, quiero comentar al respecto. Un lector se sintió “indignado” con lo allí expuesto y lo compartió con sus contactos chocoanos para que lo discutieran, y nos hizo llegar una de las respuestas. En primer lugar quiero agradecer a todos aquellos que están leyendo nuestra gaceta, hecha pensando en todos los afrocolombianos, pero en especial en los chocoanos o barûleños. En segundo lugar quiero expresar mi opinión al respecto de lo expresado por nuestro lector y su contacto.


El primer lector sintió indignación, aunque no quedó claro qué cosa, dentro de la columna, se la causó. Hace referencia a los “[chocoanos] que sí vivimos en Colombia y sí conocemos la realidad de las cosas”, así que asumo que algo le molesta de que los chocoanos y descendientes de chocoanos que vivimos fuera del país estemos expresando nuestras opiniones del Chocó. Quiero aclarar que, en mi opinión, la columna de Armando Mosquera no expresó ninguna ofensa contra nuestro departamento. El segundo lector se mostró más abierto a considerar los motivos personales que tienen las personas para radicarse en lugares lejanos a la Madre Tierra (el Chocó). Y es aquí donde encajan mis reflexiones de la diáspora chocoana, que comenzó hace ya bastante tiempo.

Como es costumbre, incluyo experiencias personales o experiencias que conozco gracias a quienes las vivieron directamente. Quienes conforman la diáspora son todos aquellos que voluntariamente salieron del Chocó para vivir en otro lugar sin perder conexiones con su tierra. Mi padre, Fulvio Córdoba Aguilar, forma parte de la que yo considero la generación pionera de esa diáspora: Un grupo de chocoanos intelectuales y supremamente talentosos que se dispersaron por Colombia porque en los años 50 y 60 el país necesitaba maestros de la gran calidad que producía la Normal de Varones de Quibdó. ¡Talento chocoano de exportación! Ellos fueron quienes en la costa atlántica, los llanos orientales y la región cundiboyacense, comenzaron a mostrarle a Colombia lo que el Chocó era: Una tierra de gente amable, alegre y talentosa que estaba dispuesta a trabajar no sólo por el Chocó sino por Colombia. Como maestros siempre fueron altamente apreciados. La mayoría de los que conozco terminaron siendo profesores de importantes universidades del país, generalmente premiados y elogiados. Ellos fueron quienes construyeron familias, generalmente afro-mestizas de las que algunos de nosotros provenimos. Y a pesar de no haber nacido en el Chocó estamos altamente orgullosos de nuestras raíces.

Esta generación inicial de la diáspora le tapa la boca a todos los racistas que ha habido, y hay, en Colombia, quienes equivocadamente creen que los afrodescendientes somos ignorantes, incultos y maleducados. No le dan la oportunidad a nadie de aplicarle a ellos estereotipos negativos, lo que los hace grandes embajadores de la cultura chocoana. Y al mismo tiempo nos han inculcado desde pequeños el orgullo por nuestros ancestros y por el Chocó. Además los valores con los que ellos se educaron, de rectitud, ética, civismo y, por así expresarlo, “berraquera”. “¡Pa’lante es pa’llá, mijo!”, me dice siempre mi papá, y no, ese no es el lenguaje que usaba cuando dictaba sus clases de español y literatura, con gramática y dicción perfectas. Un caso muy parecido es el de nuestro editor, Giuneür B. Môsi, a quien su padre (y columnista de la gaceta), Armando Mosquera, le inculcó los valores que lo han llevado a tomar la iniciativa pro-chocoana de Barûle Regnum, de donde se deriva esta gaceta, a pesar de residir en E.U.

Y el caso de Giuneür me lleva a la más reciente generación de la diáspora: Aquellos, quienes viniendo de la primera generación, o de chocoanos que se quedaron en el Chocó, más recientenmente decidimos deambular por Colombia o salir de ella. Todos tenemos motivos distintos, y no necesariamente buscando “el sueño americano”, en el caso de los que vivimos en E.U. Para aquellos que se lo preguntan, tal “sueño” es una de las grandes falacias propagandísticas del gobierno estadounidense para atraer mano de obra que ellos fácilmente puedan explotar, y que se les está saliendo de las manos. Como le pasó al Dr. Frankenstein, su creación se está volviendo en su contra.

Muchos de esta generación, estamos dejando en alto el nombre de Colombia y el Chocó, siendo orgullosos y dignos representantes de nuestra etnia, destacándonos en distintos campos, y con sueños de poder ayudar al Chocó desde dentro o desde afuera. Nosotros, más que nadie, estamos conscientes del potencial de los chocoanos para destacarse donde quiera que vayan, en el campo que elijan, y el esfuerzo de participar en esta gaceta nos es más que el intento de hacer un aporte a la concientización de los chocoanos (y otros afrodescendientes colombianos), para que luchemos por mejorar la calidad de vida en el Chocó y salir adelante, mostrándole a Colombia lo valiosos que somos, y sin los complejos que a veces nos frenan.

Estamos de acuerdo en que aquellos que vivimos por fuera no estamos tan al tanto del vivir día a día de quienes viven en el Chocó. Pero cuando hacemos cosas por el departamento, así estemos en tierra extranjera, lo hacemos con cariño, con orgullo y con ánimo costructivista. Lo hacemos para sacar el Chocó adelante, porque nunca vamos a negarlo, y sabemos que hay con quién solucionar los aspectos negativos y mejorar la calidad de vida del departamento.

Ojalá que en el futuro podamos también hacer algunos esfuerzos in situ, pero no por estar por fuera nos vamos a cruzar de brazos. Esfuerzos como esta gaceta van a crecer y llegarán a beneficiar a los chocoanos más allá de los esfuerzos de concientización y difusión de información. Somos la diáspora y amamos al Chocó, con sus raíces indígenas y afro. Seguiremos con todas las iniciativas Barûle para aportar, proponer, y cuando sea necesario, criticar; pero siempre con el Chocó en mente, alma y corazón.

Gracias por leernos y por opinar. Recuerden que nunca queda descartado que puedan colaborar con la gaceta, para contribuir al esfuerzo. Entre más barûleños nos involucremos más fuertes seremos. ¿Qué pasa chocoano? ¿¡Te nos unes…!?

Ann Arbor, Michigan, E.U. 1º de junio de 2008
Para Barûle Gazette

4 comentarios:

Anónimo dijo...

SOY UNA CHOCOANA RESIDENTE EN EL DEPARTAMENTO DE CASANARE ENCONTRE ESTA PAGINA POR CASUALIDAD YA QUE ESTOY ELABORANDO UN PROYECTO DE AULA SOBRE EL APORTE DE LOS AFRODESCENDIENTE A LA INDEPENDENCIA,ESTA PAGINA ME SIRVIO DE MUCHO YA QUE ENCONTRE MUCHA INFORMACIÓN,QUIERO FELICITARLOS POR ABRIRNOS EL CAMINO Y LOS OJOS YA QUE SOMOS CONCIENTE DE LA IMPORTANCIA Y EL SUFRIMIENTO DE NUESTRA ETNIA Y NO HACEMOS NADA POR MEJORAR ESO;Y SI SOMOS NEGROS A MUCHA HONRA Y SIN NOSOTROS COLOMBIA NO SERIA LA MISMA.

MAL dijo...

MALEJEMPLO

TALLER ARTÍSTICO


Convoca

A la población afrodescendiente: actores, actrices, músicos, bailarines; con o sin experiencia, mayores de 14 años, a participar del proyecto escénico: LOS CINCO MISTERIOS DE UN GENOCIDIO.

Mayor información:

Ø malejemplotaller@gmail.com
Ø Róberti Vargas TEL. 3132357044
Ø Oscar Montaño TEL. 3123306939

Anónimo dijo...

Padecí al "profesor" Fulvio Córdoba y, por Dios, eso de "intelectuales y supremamente talentosos" queda en entredicho.

Anónimo dijo...

También yo fui estudiante del profesor Fulvio Córdoba en los 90. Lo recuerdo como uno de los mejores profesores que he tenido. Recuerdo sus preguntas incisivas, buscando que reflexionáramos sobre la realidad nacional y mundial. No tenía ninguna simpatía para los estudiantes mediocres y por eso tenía fama de "cuchilla", pero era un excelente maestro. Lo recuerdo como un caballero en todos los aspectos, un intelectual bien preparado, consciente de su tarea como formador de maestros, vestido de traje impecable, corbata y gafas oscuras, con gabardina y paraguas, infaltables en Bogotá. Todo mi respeto y aprecio a la memoria del maestro, y la mejor suerte para su hijo.