martes, 11 de agosto de 2009

De Luther King a Obama

16 de junio de 2008

La semana pasada hablé de las cosas positivas que para los afrodescendientes colombianos representaría tener a Barack Obama como presidente de E.U. Pero el tema da para más y ayer, cuando hablaba con mi padre para felicitarlo por el Día del Padre, se me ocurrió ver la cuestión desde un ángulo distinto al de mi columna anterior. Mi padre me preguntó cómo veía yo el fenómeno Obama, pues estando en E.U. se percibe de forma distinta a como se percibe en Colombia. Tras exponer él su punto de vista y recordarme que Obama es reconocido y admirado en todo el mundo, soltó una frase clave: “Obama, de ser elegido presidente, representaría el sueño del que [Martin] Luther King [hijo] habló...”. Mi padre se refería, por supuesto, al discurso que Luther King dio el 28 de agosto de 1963 en los escalones del monumento a Abraham Lincoln en Washington, D.C. (E.U.), ante una multitud de unas 200 mil personas que apoyaban el Movimiento Estadounidense por los Derechos Civiles que él lideraba. Tal discurso es conocido como “Tengo un sueño” o “Tengo una ilusión” (“I have a dream” es el nombre en inglés).

Una de las frases más citadas del discurso es: “I have a dream that my four little children will one day live in a nation where they will not be judged by the color of their skin but by the content of their character.” (“Tengo la ilusión de que mis cuatro niños vivirán un día en una nación en la que serán juzgados no por el color de su piel sino por el contenido de su carácter.”). Esos niños ahora tienen más de 50 años y están siendo testigos del evento histórico de que un afrodescendiente está muy cerca a ser el presidente de un país en el que eso no se puede lograr sin el voto de la mayoría blanca. Hay algunos que aún objetan por el color de su piel; eso es algo que seguirá siendo así por muchos años, pero hay muchos más que están viendo a Obama, el hombre elocuente, firme y de grandes ideales, y no al “negrito loco” que quiere ser presidente.

Volviendo al efecto que mencioné la semana pasada, los afrodescendientes estadounidense son un referente para los afrodescendientes colombianos. Debemos aprovechar esta oportunidad para que esa ilusión de Martin Luther King hijo se convierta en una realidad para los afros colombianos como está ocurriendo en E.U. gracias a Barack. La razón por la que el discurso “Tengo una ilusión” es tan famoso en todo el mundo, es porque aunque menciona lugares específicos como los estados de Georgia, Tennessee o Louisiana, su mensaje que dice se puede aplicar a casi cualquier grupo oprimido del mundo, especialmente si se trata de afrodescendientes. Los afros colombianos debemos luchar para que ese sueño, esa ilusión, se cumplan para nosotros también. Obama nos está demostrando que eso es posible.

En Colombia hay campos en los que el color de nuestra piel ya no es un obstáculo para tener éxito, y nuestro deber es luchar para que eso ocurra en otros campos también. En las próximas semanas estaré escribiendo una columna acerca de talento chocoano donde ahondaré en detalles y tendré una lista de nombres de chocoanos destacados, pero por ahora podemos mencionar a afrodescendientes reconocidos en distintos campos como los músicos Jairo Varela (Grupo Niche), Nino Caicedo, Alexis Lozano (Guayacán), Hansel Camacho y Totó La Momposina, los futbolistas Willington Ortíz, Faustino Asprilla, Freddy Rincón y Hugo Rodallega (paro ahí porque la lista es larguísima), la pesista María Isabel Urrutia, y los boxeadores Antonio Cervantes “Kid Pambelé” y Fidel Bassa. Todos ellos (y muchos más) son un orgullo para Colombia y para los afrodescendientes, y se han distinguido en campos en los que importa más la calidad de su trabajo que el color de su piel: la música y el deporte. Necesitamos que la ilusión de Luther King se extienda a todos los campos de la vida cotidiana. Más recientemente hemos visto a la joven ministra de la cultura, Paula Moreno Zapata, comenzando a hacer pinitos en la política colombiana, campo en el que hace muchos años brilló Diego Luis Córdoba. Tenemos el ejemplo del Dr. Raúl Cuero, microbiólogo (ver la edición de Barûle Gazette de la semana pasada), quien ha ganado innumerables premios por su trabajo a la altura de los mejores del mundo.

En campos distintos a la música y el deporte apenas estamos viendo un amanecer. Apenas estamos viendo ejemplos en los que se nos juzga por quiénes somos y no por cómo nos vemos. Falta mucho por hacer para que eso sea una constante, pero siguiendo el ejemplo de estos pioneros podemos cumplir nuestra meta.

Y para llegar a esta meta debemos seguir el ejemplo de los colombianos que acabo de mencionar, pero también podemos ir más allá. Podemos usar el discurso y la ilusión de Martin Luther King como plataformas para llegar a donde queremos llegar. Como un himno que debemos tener en mente para seguir adelante. Y cuando estemos flaqueando, podemos encontrar inspiración en Barack Obama. El hijo de un africano que trabajó por su superación personal y sembró en su hijo la semilla que ahora germina para recordarnos que los afrodescendientes tenemos la fuerza y la inteligencia para brillar y estar entre los mejores. Y no porque seamos afrodescendientes, sino porque somos tan capaces como cualquiera. Simple y llanamente porque somos humanos.

Ann Arbor, Michigan, E.U. 16 de junio de 2008
Para Barûle Gazette

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