martes, 11 de agosto de 2009

Colombia, AfroColombia e Independencia

20 de julio de 2009

Una vez más nos ha llegado el 20 de julio y una vez más es hora de reflexionar acerca de lo que esta fecha significa para los afrocolombianos. Hace un año comenté en esta columna las razones por las que los afrocolombianos debíamos sentirnos orgullosos de ser colombianos, pues este país no sería lo que es de no haber sido por nosotros y nuestros hermanos indígenas. Realmente nuestra independencia legal vino mucho después de 1810 (grito de independencia) y de 1819 (independencia definitiva de la corona española) pues, a pesar de las promesas hechas a los afro que pelearon en el ejército libertador, la liberación de los esclavos se dio sólo en 1852. Acabo de releer mi columna de hace un año y quiero hacer algunas reflexiones más sobre el tema.

A pesar de ser colombianos legalmente libres desde hace 157 años nuestra independencia real no tiene una fecha exacta y creo que ha sido un proceso gradual. Debido a la discriminación y la opresión de las que históricamente hemos sido víctimas, hay muchos afrocolombianos que aún son esclavos. Esa mentalidad esclava fue la que los europeos, no solamente los españoles, nos impusieron para poder controlarnos y evitar rebeliones, lo que les funcionó de maravilla, con muy pocas excepciones. De hecho les funcionó tan bien, que aún hoy en día hay tanto afros como eurodescendientes que consciente o inconscientemente creen en la superioridad de la “raza blanca”, lo cual es un factor crítico para que tantos afrocolombianos aún estén sumidos en la pobreza.

Esa mentalidad esclavista todavía evita que muchos que tienen talento puedan salir adelante. Se refleja en un sinnúmero de complejos que existen y que hace a quien los padece presa muy fácil de los racistas que aún intentan oprimirnos. Poco a poco muchos afro hemos ido rompiendo esas cadenas invisibles que nos atan y a través de la educación (los seguidores de esta columna saben que es un tema recurrente) hemos logrado progresos que hace 100 años eran casi imposibles y aún hoy en día para muchos aún son impensables. Nuestra independencia, la de los afro, es sólo parcial, está en proceso y por eso no se le puede poner fecha exacta. Es una guerra que todavía estamos peleando y que no podemos parar hasta que seamos realmente libres e independientes. No me refiero a una independencia política de Colombia, sino a una independencia intelectual, que nos permita ser actores relevantes en todos los ámbitos de la vida del país de igual a igual con los grupos étnicos mayoritarios.

En nuestra guerra de independencia continuada puede que no estemos derramando sangre (aunque hay afros que sí la están derramando por culpa de los fusiles de guerrilla y paras, lo cual comentaré en una próxima columna), pero sí mucho sudor y muchas lágrimas. El sudor lo ponen quienes hacemos esfuerzos para que el color de nuestra piel no juegue en contra, y las lágrimas vienen de las frustraciones que muchos han sufrido en el proceso… Y aún faltan muchas lágrimas y vaya uno a saber cuánto sudor más.

Aún tengo la opinión de que el celebrar la independencia de Colombia desde el punto de vista afro es cuestión de opinión. Yo la celebro, sin ser ciego a nuestros padecimientos, a nuestra lucha actual y a los factores que aún juegan en nuestra contra. La celebro porque en muy buena parte la independencia colombiana se logró gracias a los afrocolombianos de entonces (antes de la disolución de Colombia, hoy llamada la “Gran Colombia”). Le deseo un muy feliz cumpleaños a nuestra tierra querida y cierro con una lista corta de afrodescendientes que, directa o indirectamente, contribuyeron a romper el yugo español (hay más, pero mis conocimientos en historia me fallan en este momento): La abuela afro de Bolívar, Hipólita (la niñera de Bolívar), Juan José Rondón, Alexandre Petión, José Prudencio Padilla, Benkos Biohó, José María Córdova.


Ann Arbor, Michigan, E.U., 20 de julio de 2009
Para Barûle Gazette

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